Varios medios y blogs especializados han informado en los últimos días que es inminente la apertura de una investigación para determinar si Apple está bloqueando a sus competidores
El fulgurante éxito del iPhone y el iPad podría acarrear problemas a su fabricante, Apple, al que las autoridades antimonopolio de EU podrían abrir una investigación por poner trabas a la competencia.
Varios medios y blogs especializados han informado en los últimos días que es inminente la apertura de una investigación para determinar si Apple está bloqueando a sus competidores con sus normas para los programadores de aplicaciones del iPhone y iPad.
Según los mismos medios, la Comisión Federal del Comercio y el Departamento de Justicia estadounidense están estudiando el caso y sólo falta decidir qué agencia será la que se encargue del proceso.
En el punto de mira están las normas que el gigante tecnológico Apple impone a los programadores de aplicaciones para el iPhone y el iPad, que les obliga a usar únicamente herramientas de programación de su firma.
Esto supone que las aplicaciones creadas funcionan sólo en aparatos de Apple pero no en los de competidores como Google, creador del teléfono móvil Nexus One o Research in Motion, fabricante de la Blackberry.
Con 50 millones de teléfonos iPhone vendidos desde su lanzamiento en 2007 y un millón de iPads (el nuevo ordenador-tabla de Apple) distribuidos desde primeros de abril, no es extraño que muchos programadores de aplicaciones decidan concentrarse en estos aparatos y dejar de crear aplicaciones para otros.
Modificar las aplicaciones para que sean también compatibles con los aparatos de la competencia supone una inversión de bastantes miles de dólares, señalan los expertos, algo que muchos programadores independientes o compañías pequeñas no se pueden permitir.
Los desarrolladores de software tienen vetado, por ejemplo, el uso de la tecnología Flash de Adobe y fueron, precisamente, las declaraciones sobre esta herramienta hechas por Steve Jobs, consejero delegado y co-fundador de Apple, las que atrajeron la atención pública sobre la política de la firma tecnológica.
En un documento publicado la pasada semana, Jobs explicaba los motivos por los que Flash no funciona en los aparatos móviles de Apple, argumentando que esta tecnología es "de la era del PC, no de los móviles", "no es abierta", ni tampoco "segura ni estable".
Jobs considera también que Flash es el principal responsable de los errores en los ordenadores Mac y que su uso supone gastar más batería.
Por su parte, Adobe reaccionó afirmando que las razones de Apple son "comerciales y no tecnológicas" y que el fabricante del iPhone pretende "encerrar" al consumidor en su sistema propietario.
Jobs también ha criticado a Theora, un formato de compresión que decodifica los datos de vídeo y que ha sido adoptado por los navegadores Firefox y Opera, por considerar que puede provocar litigios por patentes.
Por el momento, ni la Comisión Federal de Comercio, ni el Departamento de Justicia, ni Apple han querido hacer declaraciones sobre la posible apertura de una investigación.
En otras ocasiones, Apple ha defendido sus políticas para programadores ajenos a la empresa señalando que es una manera de asegurar la calidad de las aplicaciones que sus usuarios descargan.
En el sector, siempre se ha visto a la firma de Steve Jobs como una compañía honesta e independiente, más cercana a David que a Goliat en los enfrentamientos con grandes corporaciones.
Sin embargo, Apple es en realidad la segunda mayor corporación estadounidense en valor bursátil con una capitalización de más de 230 mil millones de dólares, por encima, incluso, de la poderosa cadena de supermercados Walmart.
De iniciarse una investigación, tampoco sería la primera vez que Apple se encuentra bajo el escrutinio de la Comisión Federal de Comercio estadounidense.
La FTC, como se conoce a la organización por su sigla en inglés, se interesó el año pasado por la presencia de ejecutivos de Google en la junta directiva de Apple, lo que provocó que Eric Shmidt, consejero delegado del buscador, renunciara finalmente a su puesto en aquel organismo.
El fulgurante éxito del iPhone y el iPad podría acarrear problemas a su fabricante, Apple, al que las autoridades antimonopolio de EU podrían abrir una investigación por poner trabas a la competencia.
Varios medios y blogs especializados han informado en los últimos días que es inminente la apertura de una investigación para determinar si Apple está bloqueando a sus competidores con sus normas para los programadores de aplicaciones del iPhone y iPad.
Según los mismos medios, la Comisión Federal del Comercio y el Departamento de Justicia estadounidense están estudiando el caso y sólo falta decidir qué agencia será la que se encargue del proceso.
En el punto de mira están las normas que el gigante tecnológico Apple impone a los programadores de aplicaciones para el iPhone y el iPad, que les obliga a usar únicamente herramientas de programación de su firma.
Esto supone que las aplicaciones creadas funcionan sólo en aparatos de Apple pero no en los de competidores como Google, creador del teléfono móvil Nexus One o Research in Motion, fabricante de la Blackberry.
Con 50 millones de teléfonos iPhone vendidos desde su lanzamiento en 2007 y un millón de iPads (el nuevo ordenador-tabla de Apple) distribuidos desde primeros de abril, no es extraño que muchos programadores de aplicaciones decidan concentrarse en estos aparatos y dejar de crear aplicaciones para otros.
Modificar las aplicaciones para que sean también compatibles con los aparatos de la competencia supone una inversión de bastantes miles de dólares, señalan los expertos, algo que muchos programadores independientes o compañías pequeñas no se pueden permitir.
Los desarrolladores de software tienen vetado, por ejemplo, el uso de la tecnología Flash de Adobe y fueron, precisamente, las declaraciones sobre esta herramienta hechas por Steve Jobs, consejero delegado y co-fundador de Apple, las que atrajeron la atención pública sobre la política de la firma tecnológica.
En un documento publicado la pasada semana, Jobs explicaba los motivos por los que Flash no funciona en los aparatos móviles de Apple, argumentando que esta tecnología es "de la era del PC, no de los móviles", "no es abierta", ni tampoco "segura ni estable".
Jobs considera también que Flash es el principal responsable de los errores en los ordenadores Mac y que su uso supone gastar más batería.
Por su parte, Adobe reaccionó afirmando que las razones de Apple son "comerciales y no tecnológicas" y que el fabricante del iPhone pretende "encerrar" al consumidor en su sistema propietario.
Jobs también ha criticado a Theora, un formato de compresión que decodifica los datos de vídeo y que ha sido adoptado por los navegadores Firefox y Opera, por considerar que puede provocar litigios por patentes.
Por el momento, ni la Comisión Federal de Comercio, ni el Departamento de Justicia, ni Apple han querido hacer declaraciones sobre la posible apertura de una investigación.
En otras ocasiones, Apple ha defendido sus políticas para programadores ajenos a la empresa señalando que es una manera de asegurar la calidad de las aplicaciones que sus usuarios descargan.
En el sector, siempre se ha visto a la firma de Steve Jobs como una compañía honesta e independiente, más cercana a David que a Goliat en los enfrentamientos con grandes corporaciones.
Sin embargo, Apple es en realidad la segunda mayor corporación estadounidense en valor bursátil con una capitalización de más de 230 mil millones de dólares, por encima, incluso, de la poderosa cadena de supermercados Walmart.
De iniciarse una investigación, tampoco sería la primera vez que Apple se encuentra bajo el escrutinio de la Comisión Federal de Comercio estadounidense.
La FTC, como se conoce a la organización por su sigla en inglés, se interesó el año pasado por la presencia de ejecutivos de Google en la junta directiva de Apple, lo que provocó que Eric Shmidt, consejero delegado del buscador, renunciara finalmente a su puesto en aquel organismo.
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