Rhapsody International Inc. y Thumbplay Inc. ofrecen ahora la posibilidad de elegir casi cualquier canción o álbum y escucharlo de manera instantánea en un dispositivo móvil que se conecta a la internet sobre las redes celulares
Ya no hay necesidad de almacenar las canciones en algún aparato para poderlas escuchar cuando uno desea.
Las estanterías con CD y la compra de canciones para descargarlas en las computadoras y en los dispositivos portátiles son también cosa del pasado. Ahora, prácticamente toda la música grabada que existe está al alcance de los dedos, en cualquier momento, mediante internet.
Los servicios que hacen esto posible no son todavía demasiado populares. Pero ahora, los recortes en los precios y los avances en la tecnología podrían hacer que esta idea despegue finalmente.
Por ejemplo, Rhapsody International Inc. y Thumbplay Inc. ofrecen ahora la posibilidad de elegir casi cualquier canción o álbum y escucharlo de manera instantánea en un dispositivo móvil que se conecta a la internet sobre las redes celulares. Los servicios cuestan 10 dólares mensuales.
Justin Darcy, de 32 años y director de ventas en una compañía turística en San Francisco, dice que escucha tanta música que le costaría 10.000 dólares al año si no tuviera el plan de Rhapsody. ''Es una de las cosas más valiosas con las que me haya topado'', dijo.
Ante el beneficio evidente de poder escuchar millones de canciones como si uno las tuviera almacenadas, ¿por qué estos servicios no son más utilizados?
En parte ha sido por una escasa promoción, por una ejecución complicada y por el hecho de que la gente está más familiarizada con los discos compactos y con las descargas de canciones desde la tienda de música iTunes de Apple Inc. La gente que gasta menos 120 dólares anuales en música tampoco consideraría muy convenientes los planes de suscripción.
Pero los proveedores de música esperan ganar más consumidores al facilitar el uso de los servicios, aprovechando las redes celulares cada vez más robustas para la distribución de música. Y en general, los consumidores se sienten cada vez más cómodos usando muchos tipos de servicios que dependen de archivos almacenados en computadoras distantes y consultados de manera remota, un concepto conocido como ''computación en la nube''.
Los servicios de suscripción han bajado sus precios _en Estados Unidos costaban en general 15 dólares mensuales hasta hace poco_ y la adopción más amplia podría reducir las tarifas incluso más.
Un gran aliciente podría llegar si Apple comienza a ofrecer ese servicio. En diciembre, compró una minorista de música en internet, llamada Lala.com, que ofrece acceso a canciones que los usuarios pueden almacenar en una estantería virtual. Apple no ha revelado sus planes.
Los servicios de suscripción pagan regalías a las empresas discográficas, que están ansiosas por tener nuevas fuentes de ingresos que reemplacen las ventas de CDs. Ese negocio, otrora lucrativo, ha declinado cada año, a medida que los consumidores han preferido comprar canciones individuales u obtener versiones piratas.
''Somos muy optimistas sobre las perspectivas de las suscripciones al paso del tiempo'', dijo Michael Nash, vicepresidente ejecutivo de estrategia digital para Warner Music Group Corp.
Un problema consiste en encontrar el precio adecuado para el servicio. Otro, en tener la mayor cantidad posible de suscriptores. Si sólo los melómanos empedernidos se suscriben porque esto les permite reducir sus gastos, la industria de la música podría terminar afectando sus propias ventas realizadas por otros medios.
Justo ahora, el comprador estadounidense promedio de música gasta unos 80 dólares anuales en ese concepto, una cifra insuficiente para que estos nuevos servicios sean algo revolucionario, de acuerdo con Sonal Gandhi, analista de medios de Forrester Research. Más de la mitad de los consumidores no gasta un centavo.
La analista predijo que el número de suscriptores con planes semejantes aumentará de los 2,1 millones actuales a 5 millones para el 2014. ¿Por qué no sumarán más? Entre otras cosas, porque ''no todos quieren estar atados a una cuenta mensual'', dijo Gandhi.
Una solución sería que los operadores celulares integraran la suscripción a la música con sus servicios mensuales de telefonía. Casi 450.000 consumidores de Vodafone en Europa se suscribieron a un acceso ilimitado a 2 millones de canciones el año pasado, cuando el plan fue añadido a un paquete de datos inalámbricos por 3 euros (4 dólares) mensuales.
Los planes anteriores de suscripción tenían otro problema: Hacían que los consumidores descargaran canciones a sus computadoras y las transfirieran a dispositivos móviles aprobados. Entre los aprobados no figuraban los populares iPhone ni iPod de Apple.
Eso está cambiando. Un plan mensual de 10 dólares, ofrecido por MOG, permite que la gente obtenga música de manera directa e instantánea en el iPhone y en dispositivos que se basan en el software Android de Google.
Ya no hay necesidad de almacenar las canciones en algún aparato para poderlas escuchar cuando uno desea.
Las estanterías con CD y la compra de canciones para descargarlas en las computadoras y en los dispositivos portátiles son también cosa del pasado. Ahora, prácticamente toda la música grabada que existe está al alcance de los dedos, en cualquier momento, mediante internet.
Los servicios que hacen esto posible no son todavía demasiado populares. Pero ahora, los recortes en los precios y los avances en la tecnología podrían hacer que esta idea despegue finalmente.
Por ejemplo, Rhapsody International Inc. y Thumbplay Inc. ofrecen ahora la posibilidad de elegir casi cualquier canción o álbum y escucharlo de manera instantánea en un dispositivo móvil que se conecta a la internet sobre las redes celulares. Los servicios cuestan 10 dólares mensuales.
Justin Darcy, de 32 años y director de ventas en una compañía turística en San Francisco, dice que escucha tanta música que le costaría 10.000 dólares al año si no tuviera el plan de Rhapsody. ''Es una de las cosas más valiosas con las que me haya topado'', dijo.
Ante el beneficio evidente de poder escuchar millones de canciones como si uno las tuviera almacenadas, ¿por qué estos servicios no son más utilizados?
En parte ha sido por una escasa promoción, por una ejecución complicada y por el hecho de que la gente está más familiarizada con los discos compactos y con las descargas de canciones desde la tienda de música iTunes de Apple Inc. La gente que gasta menos 120 dólares anuales en música tampoco consideraría muy convenientes los planes de suscripción.
Pero los proveedores de música esperan ganar más consumidores al facilitar el uso de los servicios, aprovechando las redes celulares cada vez más robustas para la distribución de música. Y en general, los consumidores se sienten cada vez más cómodos usando muchos tipos de servicios que dependen de archivos almacenados en computadoras distantes y consultados de manera remota, un concepto conocido como ''computación en la nube''.
Los servicios de suscripción han bajado sus precios _en Estados Unidos costaban en general 15 dólares mensuales hasta hace poco_ y la adopción más amplia podría reducir las tarifas incluso más.
Un gran aliciente podría llegar si Apple comienza a ofrecer ese servicio. En diciembre, compró una minorista de música en internet, llamada Lala.com, que ofrece acceso a canciones que los usuarios pueden almacenar en una estantería virtual. Apple no ha revelado sus planes.
Los servicios de suscripción pagan regalías a las empresas discográficas, que están ansiosas por tener nuevas fuentes de ingresos que reemplacen las ventas de CDs. Ese negocio, otrora lucrativo, ha declinado cada año, a medida que los consumidores han preferido comprar canciones individuales u obtener versiones piratas.
''Somos muy optimistas sobre las perspectivas de las suscripciones al paso del tiempo'', dijo Michael Nash, vicepresidente ejecutivo de estrategia digital para Warner Music Group Corp.
Un problema consiste en encontrar el precio adecuado para el servicio. Otro, en tener la mayor cantidad posible de suscriptores. Si sólo los melómanos empedernidos se suscriben porque esto les permite reducir sus gastos, la industria de la música podría terminar afectando sus propias ventas realizadas por otros medios.
Justo ahora, el comprador estadounidense promedio de música gasta unos 80 dólares anuales en ese concepto, una cifra insuficiente para que estos nuevos servicios sean algo revolucionario, de acuerdo con Sonal Gandhi, analista de medios de Forrester Research. Más de la mitad de los consumidores no gasta un centavo.
La analista predijo que el número de suscriptores con planes semejantes aumentará de los 2,1 millones actuales a 5 millones para el 2014. ¿Por qué no sumarán más? Entre otras cosas, porque ''no todos quieren estar atados a una cuenta mensual'', dijo Gandhi.
Una solución sería que los operadores celulares integraran la suscripción a la música con sus servicios mensuales de telefonía. Casi 450.000 consumidores de Vodafone en Europa se suscribieron a un acceso ilimitado a 2 millones de canciones el año pasado, cuando el plan fue añadido a un paquete de datos inalámbricos por 3 euros (4 dólares) mensuales.
Los planes anteriores de suscripción tenían otro problema: Hacían que los consumidores descargaran canciones a sus computadoras y las transfirieran a dispositivos móviles aprobados. Entre los aprobados no figuraban los populares iPhone ni iPod de Apple.
Eso está cambiando. Un plan mensual de 10 dólares, ofrecido por MOG, permite que la gente obtenga música de manera directa e instantánea en el iPhone y en dispositivos que se basan en el software Android de Google.
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