Después que la sonda Phoenix descubrió hielo en la superficie de Marte en 2008, los expertos creen que es momento de volver a buscar indicios de vida en ese planeta, algo que no han hecho desde 1976
Después que la sonda Phoenix descubrió hielo en la superficie de Marte en 2008, los expertos creen que es momento de volver a buscar indicios de vida en ese planeta, algo que no han hecho desde 1976. Esta vez quieren traer muestras de rocas y suelo a La Tierra.
En los laboratorios terrestres se podrían analizar dichas muestras en busca de vestigios de bacterias, o bien de indicios químicos o biológicos que sólo pudiesen explicarse por alguna forma de vida.
Ese programa será puesto en práctica en tres etapas, costará hasta 10 mil millones de dólares y tardará varios años en completarse. La NASA no lo puede solventar por sí sola, de modo que recientemente unió fuerzas con la Agencia Espacial Europea (ESA) para trazar un proyecto común.
Los expertos en política espacial consideran que el momento es oportuno pese a los riesgos y el costo.
''Es una tarea extremadamente costosa, probablemente la misión con robots más costosa a Marte y claramente la más compleja'', opinó John Logsdon, experto espacial en la Universidad George Washington.
La idea de traer muestras marcianas para estudiar en la Tierra ha estado circulando desde hace 25 años sin progresar debido al costo y la complejidad, pero muchos consideran que es el mejor medio de determinar si alguna vez hubo vida en Marte.
Durante una reunión reciente cerca de Los Angeles, la NASA dijo a los investigadores espaciales que el próximo esfuerzo se llevará a cabo en etapas. Será intentado antes de mediados de la década de 2030, el marco propuesto por el presidente Barack Obama para enviar astronautas a Marte.
Según los planes actuales, se lanzará un par de sondas en 2018 hasta un sitio donde alguna vez fluyó el agua. Una de ellas perforaría la superficie y la otra recogería rocas y tierra para guardar las muestras en recipientes sellados.
Varios años después, una nave espacial llegaría a Marte para recoger las muestras y ponerlas en la órbita marciana, donde otra nave las tomaría para llevarlas a la Tierra. Aunque se cumplan todos esos pasos según lo previsto, las primeras muestras marcianas no llegarían a Tierra hasta la década de 2020.
El concepto tiene muchos críticos
Jeffrey Bada, químico marino en el Instituto Scripps de Oceanografía, cree que tiene más sentido que la NASA escudriñe la composición molecular de la vida haciendo experimentos en Marte antes de traer las muestras a Tierra.
De otro modo, afirmó, ''será una enorme pérdida de dinero y probablemente demorará durante décadas una respuesta definitiva a la cuestión de la vida en Marte''.
Marte es frío, polvoriento y bombardeado constantemente por una radiación peligrosa, pero hace miles de millones de años fue un planeta más templado y con agua.
La gente se pregunta sobre la posibilidad de que haya vida en Marte desde la primera década del siglo XX, cuando el astrónomo aficionado Percival Lowell dijo haber divisado canales de irrigación. Conjeturó que fueron construidos y utilizados por los marcianos para llevar agua de los cascos polares al desierto y otras zonas áridas.
Observaciones posteriores del Mariner en las décadas de 1960 y 1970 revelaron una superficie árida llena de cráteres similar a la Luna. Entonces la gente pensó que era un planeta muerto.
Sin embargo, el interés se renovó en 1971, cuando el Mariner 9 detectó volcanes extinguidos, lechos de ríos, canales secos y una red de cañones.
Aun con la evidencia de hielo, no se sabe si existió vida en Marte. La vida tal como la conocemos necesita algo más que agua: nutrientes y energía.
Una respuesta definitiva la daría la presencia de fósiles, pero los científicos buscarán sobre todo sustancias orgánicas complejas como compuestos de carbono que conforman la base de la vida en la Tierra, además de otros indicios químicos potencialmente reveladores de vida microbial.
Después que la sonda Phoenix descubrió hielo en la superficie de Marte en 2008, los expertos creen que es momento de volver a buscar indicios de vida en ese planeta, algo que no han hecho desde 1976. Esta vez quieren traer muestras de rocas y suelo a La Tierra.
En los laboratorios terrestres se podrían analizar dichas muestras en busca de vestigios de bacterias, o bien de indicios químicos o biológicos que sólo pudiesen explicarse por alguna forma de vida.
Ese programa será puesto en práctica en tres etapas, costará hasta 10 mil millones de dólares y tardará varios años en completarse. La NASA no lo puede solventar por sí sola, de modo que recientemente unió fuerzas con la Agencia Espacial Europea (ESA) para trazar un proyecto común.
Los expertos en política espacial consideran que el momento es oportuno pese a los riesgos y el costo.
''Es una tarea extremadamente costosa, probablemente la misión con robots más costosa a Marte y claramente la más compleja'', opinó John Logsdon, experto espacial en la Universidad George Washington.
La idea de traer muestras marcianas para estudiar en la Tierra ha estado circulando desde hace 25 años sin progresar debido al costo y la complejidad, pero muchos consideran que es el mejor medio de determinar si alguna vez hubo vida en Marte.
Durante una reunión reciente cerca de Los Angeles, la NASA dijo a los investigadores espaciales que el próximo esfuerzo se llevará a cabo en etapas. Será intentado antes de mediados de la década de 2030, el marco propuesto por el presidente Barack Obama para enviar astronautas a Marte.
Según los planes actuales, se lanzará un par de sondas en 2018 hasta un sitio donde alguna vez fluyó el agua. Una de ellas perforaría la superficie y la otra recogería rocas y tierra para guardar las muestras en recipientes sellados.
Varios años después, una nave espacial llegaría a Marte para recoger las muestras y ponerlas en la órbita marciana, donde otra nave las tomaría para llevarlas a la Tierra. Aunque se cumplan todos esos pasos según lo previsto, las primeras muestras marcianas no llegarían a Tierra hasta la década de 2020.
El concepto tiene muchos críticos
Jeffrey Bada, químico marino en el Instituto Scripps de Oceanografía, cree que tiene más sentido que la NASA escudriñe la composición molecular de la vida haciendo experimentos en Marte antes de traer las muestras a Tierra.
De otro modo, afirmó, ''será una enorme pérdida de dinero y probablemente demorará durante décadas una respuesta definitiva a la cuestión de la vida en Marte''.
Marte es frío, polvoriento y bombardeado constantemente por una radiación peligrosa, pero hace miles de millones de años fue un planeta más templado y con agua.
La gente se pregunta sobre la posibilidad de que haya vida en Marte desde la primera década del siglo XX, cuando el astrónomo aficionado Percival Lowell dijo haber divisado canales de irrigación. Conjeturó que fueron construidos y utilizados por los marcianos para llevar agua de los cascos polares al desierto y otras zonas áridas.
Observaciones posteriores del Mariner en las décadas de 1960 y 1970 revelaron una superficie árida llena de cráteres similar a la Luna. Entonces la gente pensó que era un planeta muerto.
Sin embargo, el interés se renovó en 1971, cuando el Mariner 9 detectó volcanes extinguidos, lechos de ríos, canales secos y una red de cañones.
Aun con la evidencia de hielo, no se sabe si existió vida en Marte. La vida tal como la conocemos necesita algo más que agua: nutrientes y energía.
Una respuesta definitiva la daría la presencia de fósiles, pero los científicos buscarán sobre todo sustancias orgánicas complejas como compuestos de carbono que conforman la base de la vida en la Tierra, además de otros indicios químicos potencialmente reveladores de vida microbial.
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