Una empresa de recolección de cebollas ha encaminado el uso de sus desperdicios para generar electricidad, utilizada nuevamente en el proceso de almacenamiento de sus productos
La creatividad ha llevado a una empresa de California a utilizar los residuos del procesamiento de cebollas para generar energía eléctrica, lo que puede resultar una alternativa a los medios tradicionales de obtención de electricidad.
Gills Onions, la mayor empresa procesadora de cebollas de la nación, implementó recientemente un novedoso sistema que genera 600 kilovatios con el desperdicio del sabroso vegetal, al tiempo que le ahorra cientos de miles en cuentas y manejo de residuos.
Todo comenzó hace unos años, cuando uno de sus fundadores y actual presidente, Steve Gill, buscó la mejor forma de resolver quizás su mayor problema desde los inicios de su empresa: el desperdicio.
"Nuestro proceso es mecánico, cuando se pela la cebolla se desperdicia un 30, a veces hasta un 40 por ciento de ésta" , dijo Fernando Luna, gerente de la planta de Cebollas Gills, que desde su sede de Oxnard, al noreste de Los Angeles, procesa miles de toneladas de cebolla para su distribución minorista y mayorista en todo el país.
Hasta poco antes de la puesta en marcha de las dos celdas generadoras de energía, que utilizan el zumo del desperdicio de la cebolla, se depositaba los residuos de vuelta en el campo, lo que acarreaba problemas constantes de contaminación y falta de espacio.Pero a través de este plan, cuya implementación duró unos ocho años, la empresa cubre un 30% de sus necesidades energéticas en tareas vitales como la refrigeración, además de crear una instalación que virtualmente elimina el desperdicio.
"El proceso es tomar el desperdicio, que son unas 300 mil libras por día y desmenuzarlo, comprimirlo y extraerle el jugo, que llega a un 75% del total, para luego convertirlo en gas metano, que es entonces usado por las celdas que generan 600 kilovatios de electricidad para el uso de nuestra planta" , explicó Gill, el cerebro detrás de este proyecto.
La planta procesadora comenzó sus labores hace 25 años como una empresa de 16 empleados que picaba cebolla para los fabricantes de salsas La Victoria. Hoy tiene 400 empleados, la mayoría de los cuales son latinos de origen mexicano, y procesa alrededor de 45 mil toneladas por año.
"Creamos un proceso desde el residuo hasta producir energía, porque la cantidad de desperdicio en cáscara, raíz y tallo nos estaba causando muchos problemas, ahora tenemos una instalación que genera cero desperdicio, traemos cebollas y sus residuos son convertidos en electricidad y comida para ganado" , agregó Gill.
El empresario dijo que la inversión para producir gas metano a partir de este novedoso método requirió la considerable suma de 9.5 millones de dólares, de los cuales 2.7 millones se obtuvieron a través de un incentivo del estado de California, mediante el cual se busca promover el uso de métodos alternativos en la generación de energía.
Gill afirma que además de ahorrarle unos 400 mil dólares anuales en costos relacionados con el manejo de los residuos y 700.000 dólares anuales en cuentas de energía, el programa ha atraído la atención de muchos en California y en todo el mundo, que quieren de alguna manera seguir su ejemplo.
"Somos la primera compañía en tomar el jugo de la cebolla y convertirlo en energía, y la única de su tipo en el mundo" , afirmó con orgullo este californiano de 59 años, que luego de haberle dedicado su vida al cultivo y procesamiento de la cebolla, aún llora todos los días debido a los ácidos que se desprenden en los procesos de corte de su planta.
De ahora en adelante, sin embargo, con los ahorros, los beneficios y la atención que ha recibido por su ingeniosa iniciativa ecológica, podrá decir que lo que derrama son lágrimas de alegría. EFE (El Universal)
Gills Onions, la mayor empresa procesadora de cebollas de la nación, implementó recientemente un novedoso sistema que genera 600 kilovatios con el desperdicio del sabroso vegetal, al tiempo que le ahorra cientos de miles en cuentas y manejo de residuos.
Todo comenzó hace unos años, cuando uno de sus fundadores y actual presidente, Steve Gill, buscó la mejor forma de resolver quizás su mayor problema desde los inicios de su empresa: el desperdicio.
"Nuestro proceso es mecánico, cuando se pela la cebolla se desperdicia un 30, a veces hasta un 40 por ciento de ésta" , dijo Fernando Luna, gerente de la planta de Cebollas Gills, que desde su sede de Oxnard, al noreste de Los Angeles, procesa miles de toneladas de cebolla para su distribución minorista y mayorista en todo el país.
Hasta poco antes de la puesta en marcha de las dos celdas generadoras de energía, que utilizan el zumo del desperdicio de la cebolla, se depositaba los residuos de vuelta en el campo, lo que acarreaba problemas constantes de contaminación y falta de espacio.Pero a través de este plan, cuya implementación duró unos ocho años, la empresa cubre un 30% de sus necesidades energéticas en tareas vitales como la refrigeración, además de crear una instalación que virtualmente elimina el desperdicio.
"El proceso es tomar el desperdicio, que son unas 300 mil libras por día y desmenuzarlo, comprimirlo y extraerle el jugo, que llega a un 75% del total, para luego convertirlo en gas metano, que es entonces usado por las celdas que generan 600 kilovatios de electricidad para el uso de nuestra planta" , explicó Gill, el cerebro detrás de este proyecto.
La planta procesadora comenzó sus labores hace 25 años como una empresa de 16 empleados que picaba cebolla para los fabricantes de salsas La Victoria. Hoy tiene 400 empleados, la mayoría de los cuales son latinos de origen mexicano, y procesa alrededor de 45 mil toneladas por año.
"Creamos un proceso desde el residuo hasta producir energía, porque la cantidad de desperdicio en cáscara, raíz y tallo nos estaba causando muchos problemas, ahora tenemos una instalación que genera cero desperdicio, traemos cebollas y sus residuos son convertidos en electricidad y comida para ganado" , agregó Gill.
El empresario dijo que la inversión para producir gas metano a partir de este novedoso método requirió la considerable suma de 9.5 millones de dólares, de los cuales 2.7 millones se obtuvieron a través de un incentivo del estado de California, mediante el cual se busca promover el uso de métodos alternativos en la generación de energía.
Gill afirma que además de ahorrarle unos 400 mil dólares anuales en costos relacionados con el manejo de los residuos y 700.000 dólares anuales en cuentas de energía, el programa ha atraído la atención de muchos en California y en todo el mundo, que quieren de alguna manera seguir su ejemplo.
"Somos la primera compañía en tomar el jugo de la cebolla y convertirlo en energía, y la única de su tipo en el mundo" , afirmó con orgullo este californiano de 59 años, que luego de haberle dedicado su vida al cultivo y procesamiento de la cebolla, aún llora todos los días debido a los ácidos que se desprenden en los procesos de corte de su planta.
De ahora en adelante, sin embargo, con los ahorros, los beneficios y la atención que ha recibido por su ingeniosa iniciativa ecológica, podrá decir que lo que derrama son lágrimas de alegría. EFE (El Universal)
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