lunes, 8 de junio de 2009

Jóvenes temen ir a campamento sin tecnología

Para la nueva generación, ir a un campamento de verano donde no permiten usar tecnología, podría resultar una experiencia desconcertante


Para la nueva generación, habituada a una dinámica de comunicación imparable por mensajes de texto, Facebook y YouTube, alejarse del mundanal ruido en un campamento de verano que no permita teléfonos celulares, computadoras portátiles ni reproductores de música, podría resultar una experiencia desconcertante.
Muchos campamentos de verano no autorizan el uso de la nueva tecnología ni tampoco cuentan con laboratorios de computación para que los adolescentes actualicen sus páginas.
Tim Chai, de 17 años, mantiene comunicación permanente con sus amigos por Facebook, escucha música en su iPod y nunca va a lugar alguno sin su BlackBerry. Eso explica que se haya negado a asistir a un campamento de la iglesia que prohibe el uso de esa tecnología.
''No podría soportarlo'', comentó Tim, que vive en Carmel, Indiana. ''Adoro mi internet, mi teléfono, y no me avergüenzo de ello'', agregó.
Muchos adolescentes obligados a ir a campamentos ''experimentan algo de pánico'' con sólo pensar en esa posibilidad de no contar con sus celulares, indicó Tony Sparber, fundador de New Image Camps, que tiene locales tanto en Florida como en Pensilvania. Algunos tratan de llevarlos consigo sin autorización o llevan más de un teléfono en caso de que les confisquen uno, agregó.
Incluso los padres que están acostumbrados a comunicarse constantemente con sus hijos podrían llegar a experimentar algo de ansiedad.
Kimberley Fink, de 40 años, que vive en Weston, Massachussets, se siente un poco nerviosa con solo pensar que su hija de 14 años va a ir por primera vez a un campamento de verano.
Estará en el campamento por dos semanas y su hija no podrá comunicarse con ella durante ese período.
''Me pone un poco nerviosa'', señaló Fink. ''Puede que yo sea una de las madres que llame a la oficina del campamento después de un par de días de haberla dejado. Algunas veces uno sólo necesita sentirse seguro'', añadió.
Dave Steinberg, propietario y director del campamento Canteen Roads Teen Travel, de Huntington, en el estado de Nueva York, dijo que muchos padres preguntan sobre la prohibición de celulares.
A fin de tranquilizarlos, les da su número de teléfono celular y a los chicos les da una tarjeta prepago. Asimismo carga fotografías en un sitio de acceso privado, al cual los padres ingresan con clave secreta.
Los expertos opinan que es buena idea que los chicos se desconecten. Pero se produce una ''conmoción al sistema'' de aquellos que son dependientes digitales, destaca Anastasia Goodstein, autora del libro ''Totally Wired: What Teens and Tweens Are Really Doing Online'' (``Totalmente conectado: la realidad de la actividad cibernética de los adolescentes'') .
Algunos como Chai podrían hasta negarse a acudir a un campamento por esa razón, dijo Gary Rudman de la firma GTR Consulting, autor del próximo informe gTrend Report, que se ocupa de los adolescentes y la tecnología.
Para Sean Hakim, de 16 años, significó un gran esfuerzo desprenderse de esos artefactos durante dos semanas cuando estuvo en el campamento Antiochian Village, en el estado de Pensilvania. La organización no permite ni celulares ni iPods, y los chicos no tienen acceso a las computadoras.
''En un principio, resulta aterrador'', admitió Sean, que vive en River Vale, Nueva Jersey. Pero agregó, ''una vez que estás ahí te das cuenta que realmente no los necesitas. Siempre estás con gente, y siempre te dedicas a algo''.
Los adolescentes permanentemente conectados pasan por una tremenda presión para mantener ''Brand Me'' en Facebook y otros sitios cibernéticos de relaciones sociales, apuntó Rudman. Si se encuentran en una situación en que no tienen ni celular ni acceso cibernético, es como si fueran invisibles.
Y mientras que los adolescentes se harán amigos inevitablemente en el campamento, 10 amigos en tu cuarto no es lo mismo que cientos de amigos en Facebook, agregó.
''El dilema para los campamentos es que si permiten el uso de tecnología, es probable que los chicos se conecten y pierdan contacto con lo que les rodea'', destacó Rudman, agregando que apartarse de la tecnología podría ser lo mejor para los chicos que se sienten incómodos con la vida social.
''Eso iría en contra del propósito del campamento'', manifestó.
Cuando recién llegan al campamento, los chicos dependientes de la tecnología se sienten un poco desorientados, con la sensación de que algo les hace falta, comentó el médico Michael Assel, catedrático adjunto de psiquiatría pediátrica del Centro de Ciencias de Salud de la Universidad de Texas, en Houston. Esa sensación se extingue cuando los niños se involucran en las actividades del campamento, acotó.
Se olvidan de que han perdido sus conexiones sociales cibernéticas al igual que se olvidan de la existencia de la televisión.
''Te mantienen tan ocupado, uno se divierte tanto, que me olvido de la computadora. Me olvido de Facebook'', relató Max Truen, de 15 años, que vive en Dix Hills, Nueva York, cuando va a un campamento de verano en las montañas Pocono.
Entonces, ¿Qué sucede cuando se acaba su estadía en el campamento? Los adolescentes dejan de enviar mensajes de texto o de comunicarse por Facebook? Ni hablar. Ahora simplemente tienen más amigos que antes. AP (El Universal)

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