De acuerdo con el Panel Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático de Naciones Unidas, los países ricos deberán recortar sus emisiones entre un 25 y un 40 por ciento por debajo de los niveles de 1990 hasta 2020 como parte de los esfuerzos mundiales para combatir el calentamiento global.
La Unión Europea ha prometido que lideraría el cambio climático: el problema será encontrar una solución. El bloque prometió que hasta 2020 recortaría sus emisiones de gases de efecto invernadero en un 20 por ciento respecto a los niveles de 1990 y que aumentaría tal reducción a un 30 por ciento si otros países suscriben un acuerdo vinculante en las negociaciones de Naciones Unidas en Copenhague esta semana.
Pero teniendo en cuenta que los líderes de la UE no viajarán a Copenhague hasta el jueves, momento en que tendrán lugar las conversaciones decisivas, diplomaticos apuntan que todavía existe desacuerdo acerca de cómo, cuándo y si modificar las reducciones hasta un 30 por ciento, lo que, a su vez, podría debilitar seriamente el poder de negociación del bloque.
"Esto es parte del verdadero juego final. Esto será algo en lo que la UE decidirá en el último momento del proceso", sostuvo el sábado el ministro sueco de Medioambiente, Andreas Carlgren. Actualmente la presidencia rotativa de la UE recae en Suecia y ha encabezado el impulso diplomático del bloque en las conversaciones de Copenhague.
De acuerdo con el Panel Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC) de Naciones Unidas, los países ricos deberán recortar sus emisiones entre un 25 y un 40 por ciento por debajo de los niveles de 1990 hasta 2020 como parte de los esfuerzos mundiales para combatir el calentamiento global.
En 2007 los líderes de la UE habían acordado reducir en un 20 por ciento sus emisiones, y ofrecieron ampliar el recorte hasta un 30 por ciento si otras grandes economías como Estados Unidos y China hacían "esfuerzos comparables". La oferta del 30 por ciento, es "una palanca para ejercer presión sobre las demás partes", dijo Carlgren. En una cumbre en Bruselas el jueves pasado los líderes de la UE habían subrayado que en efecto buscarían recortes mayores "siempre y cuando otros países desarrollados se comprometan a llevar a cabo reducciones de emisiones comparables y los países en vías de desarrollo contribuyan adecuadamente".
Pero detrás de tales declaraciones late una disputa interna acerca de si dar o no el paso. Algunos miembros de la UE, especialmente los países ex comunistas de Europa central y del este, argumentan que el bloque no debería apostar por una reducción de un 30 por ciento hasta que su ejecutivo, la Comisión Europea, haya llevado a cabo una completa evaluación de cualquier posible acuerdo en Copenhague.
"Debemos ser muy claros respecto al hecho de que (esta decisión) no puede adoptarse sobre una base puramente política, sino que debe basarse en parte en la evaluación de impacto que la Comisión debe presentar a la UE en marzo", afirmó el "ministro" polaco de la UE Mikolai Dovgielevic. Pero algunos de los países más ricos del bloque, incluidos Francia y Reino Unido, aseguran que la oferta del 30 por ciento debería servir ser la baza de la UE en las horas finales de las conversaciones de Copenhague.
"Es la política de la UE existente la que puede propiciar un recorte del 30 por ciento en el contexto de un ambicioso acuerdo (...) No habrá tiempo para una evaluación de impacto", comentó el ministro danés de Exteriores, Per Stig Moller.
Fuentes diplomáticas consideran que los líderes de la UE probablemente mantengan una minicumbre el jueves en Copenhague para discutir la cuestión a la luz de las ofertas hechas por otros países. El encuentro podría ser doloroso: los países de la UE están sufriendo bajo el impacto de la crisis económica mundial, por lo que cualquier propuesta que abogue por costosos recortes de emisiones es políticamente explosiva.
"Por supuesto los países más ricos están más resueltos a ello porque pueden permitírselo (...) Nosotros podríamos dar ese salto pero sólo después de 2020", dijo el primer ministro polaco, Donald Tusk, el viernes. E incluso si acceden, aún habrá que librar la mayor batalla, porque los Estados miembro entonces tendrán que decidir cuál de ellos debería realizar los mayores recortes como parte de un extenso acuerdo.
Esa cuestión resultó ser la más difícil planteada en la UE cuando el bloque debatía cómo implementar su recorte del 20 por ciento. De modo que incluso aunque la UE logre un acuerdo en torno a su oferta del 30 por ciento en Copenhague, es previsible que haya muchos más enfrentamientos antes de que haga su promesa realidad.
Bruselas, Bélgica
La Unión Europea ha prometido que lideraría el cambio climático: el problema será encontrar una solución. El bloque prometió que hasta 2020 recortaría sus emisiones de gases de efecto invernadero en un 20 por ciento respecto a los niveles de 1990 y que aumentaría tal reducción a un 30 por ciento si otros países suscriben un acuerdo vinculante en las negociaciones de Naciones Unidas en Copenhague esta semana.
Pero teniendo en cuenta que los líderes de la UE no viajarán a Copenhague hasta el jueves, momento en que tendrán lugar las conversaciones decisivas, diplomaticos apuntan que todavía existe desacuerdo acerca de cómo, cuándo y si modificar las reducciones hasta un 30 por ciento, lo que, a su vez, podría debilitar seriamente el poder de negociación del bloque.
"Esto es parte del verdadero juego final. Esto será algo en lo que la UE decidirá en el último momento del proceso", sostuvo el sábado el ministro sueco de Medioambiente, Andreas Carlgren. Actualmente la presidencia rotativa de la UE recae en Suecia y ha encabezado el impulso diplomático del bloque en las conversaciones de Copenhague.
De acuerdo con el Panel Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC) de Naciones Unidas, los países ricos deberán recortar sus emisiones entre un 25 y un 40 por ciento por debajo de los niveles de 1990 hasta 2020 como parte de los esfuerzos mundiales para combatir el calentamiento global.
En 2007 los líderes de la UE habían acordado reducir en un 20 por ciento sus emisiones, y ofrecieron ampliar el recorte hasta un 30 por ciento si otras grandes economías como Estados Unidos y China hacían "esfuerzos comparables". La oferta del 30 por ciento, es "una palanca para ejercer presión sobre las demás partes", dijo Carlgren. En una cumbre en Bruselas el jueves pasado los líderes de la UE habían subrayado que en efecto buscarían recortes mayores "siempre y cuando otros países desarrollados se comprometan a llevar a cabo reducciones de emisiones comparables y los países en vías de desarrollo contribuyan adecuadamente".
Pero detrás de tales declaraciones late una disputa interna acerca de si dar o no el paso. Algunos miembros de la UE, especialmente los países ex comunistas de Europa central y del este, argumentan que el bloque no debería apostar por una reducción de un 30 por ciento hasta que su ejecutivo, la Comisión Europea, haya llevado a cabo una completa evaluación de cualquier posible acuerdo en Copenhague.
"Debemos ser muy claros respecto al hecho de que (esta decisión) no puede adoptarse sobre una base puramente política, sino que debe basarse en parte en la evaluación de impacto que la Comisión debe presentar a la UE en marzo", afirmó el "ministro" polaco de la UE Mikolai Dovgielevic. Pero algunos de los países más ricos del bloque, incluidos Francia y Reino Unido, aseguran que la oferta del 30 por ciento debería servir ser la baza de la UE en las horas finales de las conversaciones de Copenhague.
"Es la política de la UE existente la que puede propiciar un recorte del 30 por ciento en el contexto de un ambicioso acuerdo (...) No habrá tiempo para una evaluación de impacto", comentó el ministro danés de Exteriores, Per Stig Moller.
Fuentes diplomáticas consideran que los líderes de la UE probablemente mantengan una minicumbre el jueves en Copenhague para discutir la cuestión a la luz de las ofertas hechas por otros países. El encuentro podría ser doloroso: los países de la UE están sufriendo bajo el impacto de la crisis económica mundial, por lo que cualquier propuesta que abogue por costosos recortes de emisiones es políticamente explosiva.
"Por supuesto los países más ricos están más resueltos a ello porque pueden permitírselo (...) Nosotros podríamos dar ese salto pero sólo después de 2020", dijo el primer ministro polaco, Donald Tusk, el viernes. E incluso si acceden, aún habrá que librar la mayor batalla, porque los Estados miembro entonces tendrán que decidir cuál de ellos debería realizar los mayores recortes como parte de un extenso acuerdo.
Esa cuestión resultó ser la más difícil planteada en la UE cuando el bloque debatía cómo implementar su recorte del 20 por ciento. De modo que incluso aunque la UE logre un acuerdo en torno a su oferta del 30 por ciento en Copenhague, es previsible que haya muchos más enfrentamientos antes de que haga su promesa realidad.
Bruselas, Bélgica
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