lunes, 21 de diciembre de 2009

Hormonas sexuales evitan crecimiento de tumores

De acuerdo con el departamento de Biología de la UNAM, las hormonas sexuales también influyen en el comportamiento, aprendizaje y estados de ánimo

Las hormonas sexuales tienen efectos que van más allá del sexo y la reproducción, ya que por ejemplo en el sistema nervioso central se relacionan con las "diferencias" entre el cerebro de hombres y mujeres, con la distinción de las neuronas y la comunicación entre ellas.
De acuerdo con el departamento de Biología de la Facultad de Química de la UNAM, también pueden funcionar como "neuroprotectores" o estar involucradas en mecanismos de sueño-vigila, estado de ánimo e, incluso, crecimiento de tumores cerebrales.

Durante el seminario Las hormonas sexuales en el cerebro: algo más allá del sexo, Ignacio Camacho Arroyo, integrante de este departamento, explicó que esas sustancias son moléculas que, por su naturaleza química, se denominan esteroides; se derivan del colesterol y se sintetizan en las gónadas (ovarios y testículos), en la glándula adrenal y en el sistema nervioso central.

Las más abundantes son la progesterona y el estradiol, que se encuentran mayoritariamente en mujeres, y la testosterona, en varones, aunque ambos sexos tienen todas, aclaró el experto.

El ganador de la Distinción Universidad Nacional para Jóvenes Académicos, señaló que estas moléculas están presentes incluso antes de nacer, desde el desarrollo embrionario, cuando organizan de manera diferenciada, el cerebro de un hombre o de una mujer.

Las hormonas sexuales también influyen en el sistema inmunológico y determina el comportamiento de las personas, tales como la inclinación de las niñas a pintar flores y paisajes o la de los niños a dibujar objetos como autos.

De acuerdo con Camacho Arrollo ello no se debe sólo a cuestiones sociales, ya que cuando existe un incremento importante de testosterona en las pequeñas por alguna enfermedad congénita, dibujan como lo hacen los chicos.

En la etapa adulta, sobre todo en la mujer, hay variaciones impresionantes en los niveles hormonales con consecuencias en términos de la conducta sexual, y en muchas actividades cerebrales y emocionales, puntualizó el investigador.

Por ejemplo, en la etapa ovulatoria ellas son más cariñosas y dispuestas a tener contacto sexual; mientras que en el embarazo tienden a resolver mejor pruebas de memoria o aprendizaje que quienes no están en ese estado.

En roedores, mencionó, que hay mayor cantidad de astrocitos (células cerebrales) en el hipocampo -región del cerebro importante en la memoria y el aprendizaje- de las hembras que en los machos, por lo que refleja, hasta cierto punto, las diferencias de percepción, memoria y aprendizaje entre ambos sexos.

Los efectos de las hormonas sexuales también se ven reflejadas en el sueño, Camacho Arroyó ejemplificó que las embarazas duermen más en ciertos periodos y lo mismo le ocurre al hombre que se le suministra progesterona.

Otro aspecto interesante es que existen diversos modelos de daño neuronal, donde las hormonas sexuales tienen efectos neuroprotectores. Así ocurre cuando hay disminución en los niveles de glucosa y la detención del crecimiento celular de tumores cerebrales, descubrió el universitario.

"La progesterona y un antagonista llamada RU486 (sustancia con efecto contrario a la hormona) producen efectos importantes en el crecimiento las células malignas", reveló el investigador, ya que esta última detiene el crecimiento celular, lo que podría ser importante en términos terapéuticos.

Al hablar del cerebro de un homosexual, Camacho explicó que es diferente al de un heterosexual. La capacidad de unos y otros de percibir estímulos visuales, auditivos u olfativos es distinta y las áreas del cerebro que se activan no son las mismas.

"Se cree que esa organización cerebral diferente se da desde etapas tempranas; podría ser en la gestación, por exposición a diferentes niveles hormonales".

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