La ciencia y la tecnología deben estar en el centro de las decisiones del país, porque así lo hacen países como China y no es casual su grado de desarrollo, señaló el titular de la Dirección General de Divulgación de la Ciencia de la UNAM, René Drucker.
En la actualidad, añadió, los salarios altos sólo pueden ser resultado de la tercera revolución industrial como la informática, la biotecnología, las nuevas energías, la nanotecnología, la biomedicina molecular y genómica, entre otras.
'Sólo si logramos ser competitivos en éstas y otras áreas, la globalización será benéfica para el país', señaló el funcionario de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) .
Al participar en el primer taller 'El papel de la universidad ante la sociedad y los retos del siglo XXI' en el Instituto de Investigaciones Económicas de la UNAM, añadió que la ciencia precisa de fondos suficientes, de metas y de planes de desarrollo.
Puso como ejemplo que México tiene tres mil kilómetros de costas, pero no cuenta con un centro de biotecnología marina para aprovechar los recursos del mar; también cuenta con zonas desérticas, sin embargo carece de un instituto que se dedique a aprovecharlas, mientras que naciones como Israel las han convertido en un oasis.
Drucker Colín destacó que 'la ciencia hoy en día es la fuerza productiva más dinámica e importante del hombre y desafortunadamente el conocimiento se vuelve cada vez más un privilegio de los países desarrollados'.
'Más allá de la utopía de que la ciencia sea capaz de resolver cada uno de los grandes problemas nacionales, hay claras evidencias de que la utilización sistemática de insumos del conocimiento y fuerza laboral educada, capacitada y entrenada ha permitido hacer crecer a los países más rápidamente y con mayor ganancia', dijo.
A su vez, el director del Departamento de Desarrollo Productivo y Trabajo de la Universidad de Lanus, Argentina, Oscar Tangelson, destacó la importancia de que las universidades retribuyan a las sociedades un mayor bienestar.
También subrayó la importancia de que las universidades habiliten a los jóvenes con los instrumentos que les permitan adaptarse a un mundo cambiante. 'Es necesario construir con ellos un proceso de adaptación dinámica, lo que implica un cambio de mentalidad y de procedimiento'.
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