Las ondas electromagnéticas generadas por los aparatos desaparecen los depósitos de una proteína del cerebro, responsables de la neurodegeneración y la demencia.
Pasar tiempo con la oreja pegada a un teléfono móvil podría proteger contra el mal de Alzheimer e incluso hacerlo retroceder, según un estudio realizado entre ratones y publicado este miércoles en Estados Unidos.
Los investigadores expusieron a cerca de un centenar de ratones a ondas electromagnéticas emitidas por teléfonos móviles durante una o dos horas diarias durante siete a ocho meses.
Gran parte de estos roedores fueron genéticamente modificados para desarrollar el equivalente a la enfermedad de Alzheimer y problemas de memoria al envejecer, mientras que los otros eran normales y no mostraban ninguna predisposición genética a la enfermedad.
"Quedamos sorprendidos al constatar que una exposición al teléfono móvil en edad adulta temprana protegía la memoria de los ratones, que de lo contrario habrían desarrollado síntomas de Alzheimer", explica Gary Arendash, profesor de neurología en la Universidad de Florida (sureste de Estados Unidos), el principal autor de esos trabajos aparecidos en el Journal of Alzheimer's Desease.
"Lo más sorprendente fue que las ondas magnéticas emitidas por los teléfonos móviles restablecieron el normal funcionamiento de la memoria de los ratones viejos que sufrían de la enfermedad de Alzheimer", destaca.
El estudio muestra que las ondas electromagnéticas generadas por los teléfonos hicieron desaparecer los depósitos de la proteína péptida beta-amiloide del cerebro de los ratones.
Esas acumulaciones de amiloides en el cerebro son consideradas por los investigadores como factor desencadenante de la neurodegeneración y la demencia en el mal de Alzheimer, impidiendo las transmisiones normales de los flujos nerviosos entre las neuronas, las células cerebrales.
Washington, EU
Pasar tiempo con la oreja pegada a un teléfono móvil podría proteger contra el mal de Alzheimer e incluso hacerlo retroceder, según un estudio realizado entre ratones y publicado este miércoles en Estados Unidos.
Los investigadores expusieron a cerca de un centenar de ratones a ondas electromagnéticas emitidas por teléfonos móviles durante una o dos horas diarias durante siete a ocho meses.
Gran parte de estos roedores fueron genéticamente modificados para desarrollar el equivalente a la enfermedad de Alzheimer y problemas de memoria al envejecer, mientras que los otros eran normales y no mostraban ninguna predisposición genética a la enfermedad.
"Quedamos sorprendidos al constatar que una exposición al teléfono móvil en edad adulta temprana protegía la memoria de los ratones, que de lo contrario habrían desarrollado síntomas de Alzheimer", explica Gary Arendash, profesor de neurología en la Universidad de Florida (sureste de Estados Unidos), el principal autor de esos trabajos aparecidos en el Journal of Alzheimer's Desease.
"Lo más sorprendente fue que las ondas magnéticas emitidas por los teléfonos móviles restablecieron el normal funcionamiento de la memoria de los ratones viejos que sufrían de la enfermedad de Alzheimer", destaca.
El estudio muestra que las ondas electromagnéticas generadas por los teléfonos hicieron desaparecer los depósitos de la proteína péptida beta-amiloide del cerebro de los ratones.
Esas acumulaciones de amiloides en el cerebro son consideradas por los investigadores como factor desencadenante de la neurodegeneración y la demencia en el mal de Alzheimer, impidiendo las transmisiones normales de los flujos nerviosos entre las neuronas, las células cerebrales.
Washington, EU
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