La dificultad para diagnosticar este padecimiento en infantes puede causar graves secuelas a largo plazo
El diagnóstico tardío de un derrame cerebral en niños es la principal causa de que cerca del 80% de los menores queden con daños neurológicos severos. Así lo señala una investigación del Instituto Nacional de Derrames en Melbourne, Australia, liderado por la pediatra costarricense Adriana Yock Corrales.
Yock Corrales realiza una especialización en emergencias clínicas en ese país desde hace año y medio. El informe, difundido en un congreso médico, señala que, en promedio, un diagnóstico de derrame cerebral infantil se da 26 horas después de que se produce, cuando ya es demasiado tarde para actuar sin que se generen secuelas severas que afecten la memoria, capacidad motora o provoquen convulsiones de por vida en los pequeños.
"El problema es que es más difícil reconocer un derrame en niños que en adultos. Un adulto reconoce los síntomas y acude al médico, pero un niño muy pequeño no sabe cómo expresarle a sus padres lo que siente porque no puede hablar, y en el caso de los niños más grandes que sí expresan sus ideas, muchas veces los papás dejan pasar tiempo esperando a que mejoren y más bien los perjudican", comentó Yock.
"Es fácil saber cuáles adultos son propensos a un derrame, porque son personas con niveles altos de colesterol o hipertensión. Pero los niños por lo general son pequeños con males cardíacos o genéticos que no se manifestaron antes, por lo que son aparentemente muy sanos", añadió.
Ataques cerebrales
El derrame también es conocido como ataque o infarto cerebral. Existen dos tipos de ataques cerebrales, el isquémico y el hemorrágico. El isquémico se produce cuando una arteria o vena del cerebro se bloquea e impide el flujo de sangre a una parte del cerebro. Al cabo de unos minutos, las células empiezan a morir por falta de oxígeno y nutrientes. El 88% de los ataques cerebrales son de este tipo.
El derrame hemorrágico ocurre cuando un vaso sanguíneo del cerebro se rompe y sangra. Al producirse sangrado dentro del cerebro, las células no reciben oxígeno ni nutrientes. La presión en los tejidos circundantes aumenta y esto causa inflamación. El 12% de los infartos cerebrales son de este tipo.
Estos padecimientos no son frecuentes en niños; su incidencia es similar a la de un tumor cerebral. En Costa Rica se dan ocho o nueve por año.
El estudio
La primera parte de la investigación consistió en hacer un estudio retrospectivo de los casos de derrames cerebrales en Melbourne, Australia, durante cinco años. Se estudiaron 49 casos. La edad media de los niños era de 7.3 años; el 57% eran menores completamente sanos y sin antecedentes de enfermedades graves.
Para dar un diagnóstico definitivo, los médicos demoraron 26 horas. Estos atrasos se debieron principalmente a que los padres de los niños no se percataron desde el principio, los médicos generales no lo detectaron o a que no había una resonancia magnética disponible para hacer el análisis.
Para que un ataque cerebral pueda atenderse a tiempo y no deje secuelas, el niño debe ser atendido en las primeras seis horas. Durante este tiempo, todavía pueden administrarse medicamentos para deshacer los coágulos y que la sangre siga llegando normalmente al cerebro.
Si un niño llega tarde al hospital, lo único que pueden hacer los médicos es detener un segundo derrame pues ya para ese momento las secuelas son inevitables."Detectar rápido un ataque cerebral en un niño tiene toda una cadena de responsables. Los padres de familia deben notar los síntomas rápido, pero esto de nada sirve si los médicos generales no detectan las señales de un derrame cerebral. Esto hace que los niños se traten tarde y los daños neurológicos sean inevitables para muchos de estos pequeños", dijo Yock.
El siguiente paso de la investigación consiste en elaborar un instrumento para diagnosticar mejor a los pacientes y poder tratarlos más rápido. Esto también permitiría detectar diferencias entre los derrames cerebrales y otro tipo de padecimientos con síntomas similares."Cuando termine la especialización regresaré a mi trabajo en el Hospital de Niños. Ahí, desgraciadamente, no tenemos resonancia magnética que nos permita dar resultados rápidos, pero se está trabajando en eso", dijo Yock.
El diagnóstico tardío de un derrame cerebral en niños es la principal causa de que cerca del 80% de los menores queden con daños neurológicos severos. Así lo señala una investigación del Instituto Nacional de Derrames en Melbourne, Australia, liderado por la pediatra costarricense Adriana Yock Corrales.
Yock Corrales realiza una especialización en emergencias clínicas en ese país desde hace año y medio. El informe, difundido en un congreso médico, señala que, en promedio, un diagnóstico de derrame cerebral infantil se da 26 horas después de que se produce, cuando ya es demasiado tarde para actuar sin que se generen secuelas severas que afecten la memoria, capacidad motora o provoquen convulsiones de por vida en los pequeños.
"El problema es que es más difícil reconocer un derrame en niños que en adultos. Un adulto reconoce los síntomas y acude al médico, pero un niño muy pequeño no sabe cómo expresarle a sus padres lo que siente porque no puede hablar, y en el caso de los niños más grandes que sí expresan sus ideas, muchas veces los papás dejan pasar tiempo esperando a que mejoren y más bien los perjudican", comentó Yock.
"Es fácil saber cuáles adultos son propensos a un derrame, porque son personas con niveles altos de colesterol o hipertensión. Pero los niños por lo general son pequeños con males cardíacos o genéticos que no se manifestaron antes, por lo que son aparentemente muy sanos", añadió.
Ataques cerebrales
El derrame también es conocido como ataque o infarto cerebral. Existen dos tipos de ataques cerebrales, el isquémico y el hemorrágico. El isquémico se produce cuando una arteria o vena del cerebro se bloquea e impide el flujo de sangre a una parte del cerebro. Al cabo de unos minutos, las células empiezan a morir por falta de oxígeno y nutrientes. El 88% de los ataques cerebrales son de este tipo.
El derrame hemorrágico ocurre cuando un vaso sanguíneo del cerebro se rompe y sangra. Al producirse sangrado dentro del cerebro, las células no reciben oxígeno ni nutrientes. La presión en los tejidos circundantes aumenta y esto causa inflamación. El 12% de los infartos cerebrales son de este tipo.
Estos padecimientos no son frecuentes en niños; su incidencia es similar a la de un tumor cerebral. En Costa Rica se dan ocho o nueve por año.
El estudio
La primera parte de la investigación consistió en hacer un estudio retrospectivo de los casos de derrames cerebrales en Melbourne, Australia, durante cinco años. Se estudiaron 49 casos. La edad media de los niños era de 7.3 años; el 57% eran menores completamente sanos y sin antecedentes de enfermedades graves.
Para dar un diagnóstico definitivo, los médicos demoraron 26 horas. Estos atrasos se debieron principalmente a que los padres de los niños no se percataron desde el principio, los médicos generales no lo detectaron o a que no había una resonancia magnética disponible para hacer el análisis.
Para que un ataque cerebral pueda atenderse a tiempo y no deje secuelas, el niño debe ser atendido en las primeras seis horas. Durante este tiempo, todavía pueden administrarse medicamentos para deshacer los coágulos y que la sangre siga llegando normalmente al cerebro.
Si un niño llega tarde al hospital, lo único que pueden hacer los médicos es detener un segundo derrame pues ya para ese momento las secuelas son inevitables."Detectar rápido un ataque cerebral en un niño tiene toda una cadena de responsables. Los padres de familia deben notar los síntomas rápido, pero esto de nada sirve si los médicos generales no detectan las señales de un derrame cerebral. Esto hace que los niños se traten tarde y los daños neurológicos sean inevitables para muchos de estos pequeños", dijo Yock.
El siguiente paso de la investigación consiste en elaborar un instrumento para diagnosticar mejor a los pacientes y poder tratarlos más rápido. Esto también permitiría detectar diferencias entre los derrames cerebrales y otro tipo de padecimientos con síntomas similares."Cuando termine la especialización regresaré a mi trabajo en el Hospital de Niños. Ahí, desgraciadamente, no tenemos resonancia magnética que nos permita dar resultados rápidos, pero se está trabajando en eso", dijo Yock.
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