Es un organismo modelo para la ciencia y su investigación puede utilizarse para mejorar genéticamente otras especies como el sorgo, el trigo y el arroz
Un grupo internacional de investigadores anunció este jueves que descifró el genoma completo del maíz en un avance que, según afirma, podría resolver problemas de alimentación y de suministro de combustible en el mundo.
Esa secuencia completa de uno de los alimentos básicos de la humanidad fue publicada hoy por la revista Science, que incluyó una serie de informes sobre la investigación y sus consecuencias.
El código genético descifrado consiste en 2 mil millones de bases de ADN y corresponde a la variedad B73, famosa por su alta producción de granos y usada tanto en su comercialización como en la investigación científica.
Según los científicos, la secuencia proporcionará marcadores genéticos que ayudarán en el desarrollo de especies con mayor contenido nutricional o que requieran menos fertilizantes.
"A partir de hoy las empresas de granos y los expertos en genética del maíz comenzarán a usar los datos (del genoma) para buscar sus genes favoritos", afirmó Richard Wilson, director del Centro del Genoma de la Universidad de Washington y uno de los autores del estudio.
"Ahora sabrán exactamente dónde todos están los genes. Con el genoma completo en sus manos les será más fácil crear nuevas variedades de maíz y lograr producciones más tolerantes al calor extremo, la sequía u otras condiciones", añadió.
El maíz es una fuente principal de alimento en muchos países, especialmente norte y centroamericanos, además de ser ingrediente de otros productos desde la crema dental hasta la pasta de zapatos.
Pero en los últimos años se ha convertido en una de las principales fuentes de etanol, un combustible ecológico que recientemente se agregó a los apetecidos y onerosos hidrocarburos.
La secuencia del B73 "promete impulsar la investigación básica y facilitar los esfuerzos por atender las crecientes necesidades alimentarias del mundo de energía y de pienso industrial en una era de cambio climático", indicaron los científicos en el informe.
En su investigación identificaron y ubicaron 32 mil genes y determinaron que casi 85% del genoma está compuesto de centenares de familias de elementos móviles.
Esos elementos afectan la composición, tamaño y posición de los centrómeros que en cada cromosoma desempeñan un papel crucial en la división de las células.
Financiada por la Fundación Nacional de las Ciencias y los departamentos de Agricultura y de Energía de Estados Unidos, con un costo de 29.5 millones de dólares, la investigación se inició en 2005 con la participación de científicos de la Universidad de Arizona, del Laboratorio de Cold Spring Harbor, en Nueva York, y de la Universidad estatal de Iowa.
Según Sandra Clifton, científico de la Universidad de Washington, lograr la secuencia del genoma del maíz fue como "recorrer miles de kilómetros por una carretera solitaria con escasa señalización".
"Teníamos un mapa rudimentario, pero debido a la naturaleza repetitiva del genoma había algunos hitos erróneos. Se necesitó la dedicación de muchos científicos para identificar la ubicación correcta de los genes", añadió.
La especie vegetal fue domesticada hace más de 10 mil años en América Central a partir de una hierva nativa llamada "teosinte".
En su forma actual, solo en Estados Unidos se cultivaron el año pasado más de 40 millones de hectáreas con una producción estimada en unos 47 mil millones de dólares.
El maíz es un organismo modelo para la ciencia y su investigación puede utilizarse para mejorar genéticamente otras especies como el sorgo, el trigo y el arroz, según científicos de la Universidad de Arizona.
Esos esfuerzos adquirieron urgencia en estos momentos, según la Organización de las Naciones Unidas que pronosticó que la producción mundial de alimentos deberá aumentar en 70% en las próximas cuatro décadas para saciar el hambre de unos 2.300 millones de personas que se sumarán a la población mundial para 2050.
"Si las actuales proyecciones demográficas son correctas tendremos que duplicar la producción mundial de alimentos en los próximos 30 ó 40 años", señaló Colin Kaltenbach, vicerrector del Colegio de Agricultura y Ciencias de la Universidad de Arizona.
"Logros como estos (de la secuencia del genoma del maíz) son la única forma de que lleguemos a conseguir ese objetivo", añadió.
Washington, EU
Un grupo internacional de investigadores anunció este jueves que descifró el genoma completo del maíz en un avance que, según afirma, podría resolver problemas de alimentación y de suministro de combustible en el mundo.
Esa secuencia completa de uno de los alimentos básicos de la humanidad fue publicada hoy por la revista Science, que incluyó una serie de informes sobre la investigación y sus consecuencias.
El código genético descifrado consiste en 2 mil millones de bases de ADN y corresponde a la variedad B73, famosa por su alta producción de granos y usada tanto en su comercialización como en la investigación científica.
Según los científicos, la secuencia proporcionará marcadores genéticos que ayudarán en el desarrollo de especies con mayor contenido nutricional o que requieran menos fertilizantes.
"A partir de hoy las empresas de granos y los expertos en genética del maíz comenzarán a usar los datos (del genoma) para buscar sus genes favoritos", afirmó Richard Wilson, director del Centro del Genoma de la Universidad de Washington y uno de los autores del estudio.
"Ahora sabrán exactamente dónde todos están los genes. Con el genoma completo en sus manos les será más fácil crear nuevas variedades de maíz y lograr producciones más tolerantes al calor extremo, la sequía u otras condiciones", añadió.
El maíz es una fuente principal de alimento en muchos países, especialmente norte y centroamericanos, además de ser ingrediente de otros productos desde la crema dental hasta la pasta de zapatos.
Pero en los últimos años se ha convertido en una de las principales fuentes de etanol, un combustible ecológico que recientemente se agregó a los apetecidos y onerosos hidrocarburos.
La secuencia del B73 "promete impulsar la investigación básica y facilitar los esfuerzos por atender las crecientes necesidades alimentarias del mundo de energía y de pienso industrial en una era de cambio climático", indicaron los científicos en el informe.
En su investigación identificaron y ubicaron 32 mil genes y determinaron que casi 85% del genoma está compuesto de centenares de familias de elementos móviles.
Esos elementos afectan la composición, tamaño y posición de los centrómeros que en cada cromosoma desempeñan un papel crucial en la división de las células.
Financiada por la Fundación Nacional de las Ciencias y los departamentos de Agricultura y de Energía de Estados Unidos, con un costo de 29.5 millones de dólares, la investigación se inició en 2005 con la participación de científicos de la Universidad de Arizona, del Laboratorio de Cold Spring Harbor, en Nueva York, y de la Universidad estatal de Iowa.
Según Sandra Clifton, científico de la Universidad de Washington, lograr la secuencia del genoma del maíz fue como "recorrer miles de kilómetros por una carretera solitaria con escasa señalización".
"Teníamos un mapa rudimentario, pero debido a la naturaleza repetitiva del genoma había algunos hitos erróneos. Se necesitó la dedicación de muchos científicos para identificar la ubicación correcta de los genes", añadió.
La especie vegetal fue domesticada hace más de 10 mil años en América Central a partir de una hierva nativa llamada "teosinte".
En su forma actual, solo en Estados Unidos se cultivaron el año pasado más de 40 millones de hectáreas con una producción estimada en unos 47 mil millones de dólares.
El maíz es un organismo modelo para la ciencia y su investigación puede utilizarse para mejorar genéticamente otras especies como el sorgo, el trigo y el arroz, según científicos de la Universidad de Arizona.
Esos esfuerzos adquirieron urgencia en estos momentos, según la Organización de las Naciones Unidas que pronosticó que la producción mundial de alimentos deberá aumentar en 70% en las próximas cuatro décadas para saciar el hambre de unos 2.300 millones de personas que se sumarán a la población mundial para 2050.
"Si las actuales proyecciones demográficas son correctas tendremos que duplicar la producción mundial de alimentos en los próximos 30 ó 40 años", señaló Colin Kaltenbach, vicerrector del Colegio de Agricultura y Ciencias de la Universidad de Arizona.
"Logros como estos (de la secuencia del genoma del maíz) son la única forma de que lleguemos a conseguir ese objetivo", añadió.
Washington, EU
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