Ese tratamiento permitió su transformación gradual en nuevas células que reunían las características de los queratinocitos
pueden emplearse como sustitutos provisionales de la piel en pacientes que aguardan injertos tras sufrir quemaduras graves.
Así lo indica un estudio dirigido por la directora Christine Baldeschi, del Instituto de Terapia Celular Troncal y Exploración de Enfermedades Monogénicas de Evry Cedex (Francia) y que se publica en la revista médica británica The Lancet.
Durante más de 20 años, los pacientes con quemaduras graves han podido recuperarse de sus heridas gracias a la terapia celular.
Este tratamiento consiste en utilizar células de la propia piel del paciente y otras cultivadas en el laboratorio para sustituir la piel dañada.
Pero el principal inconveniente es el plazo de tres semanas necesario para cultivar un número suficiente de células, lo que hace que el paciente corra peligro de deshidratación o infección.
También puede utilizarse piel descelularizada de un cadáver para cubrir las heridas durante ese período provisional, pero ese tejido no está ampliamente disponible y además puede ser objeto de rechazo.
Para superar el problema que presenta la insuficiente disponibilidad se buscaron y desarrollaron matrices sintéticas y biosintéticas, pero éstas presentan también problemas.
Ello se debe a que elevan el riesgo de rechazo del injerto y de infección al contener colágeno bovino y células adultas alógenas (de otro organismo).
Frente a todas esas limitaciones, el equipo dirigido por la doctora Baldeschi sembró las células madre de embriones humanos en células alimentadoras durante cuarenta días.
Ese tratamiento permitió su transformación gradual en nuevas células que reunían las características de los queratinocitos (células predominantes de la epidermis).
Una vez colocadas en una matriz artificial, las células pudieron formar una capa de piel, y a las 12 semanas de su injerto en cinco ratones, la capa de piel derivada de las células madre tenía una estructura consistente con la piel humana.
"Hemos demostrado que es posible derivar queratinocitos de células madre embriónicas...El cultivo de la epidermis humana a partir de esas células podría tener gran relevancia clínica ya que representaría un recurso ilimitado para la sustitución temporal de la piel en pacientes que han sufrido grandes quemaduras", explican los autores del informe.
Según los científicos, habrá que seguir trabajando para determinar si esta tecnología permite ampliar el plazo para cultivar suficientes células destinadas a un injerto permanente o si las células podrían utilizarse para este tipo de injertos en la imposibilidad de hacerlo con los queratinocitos del propio paciente. Londres, Inglaterra
pueden emplearse como sustitutos provisionales de la piel en pacientes que aguardan injertos tras sufrir quemaduras graves.
Así lo indica un estudio dirigido por la directora Christine Baldeschi, del Instituto de Terapia Celular Troncal y Exploración de Enfermedades Monogénicas de Evry Cedex (Francia) y que se publica en la revista médica británica The Lancet.
Durante más de 20 años, los pacientes con quemaduras graves han podido recuperarse de sus heridas gracias a la terapia celular.
Este tratamiento consiste en utilizar células de la propia piel del paciente y otras cultivadas en el laboratorio para sustituir la piel dañada.
Pero el principal inconveniente es el plazo de tres semanas necesario para cultivar un número suficiente de células, lo que hace que el paciente corra peligro de deshidratación o infección.
También puede utilizarse piel descelularizada de un cadáver para cubrir las heridas durante ese período provisional, pero ese tejido no está ampliamente disponible y además puede ser objeto de rechazo.
Para superar el problema que presenta la insuficiente disponibilidad se buscaron y desarrollaron matrices sintéticas y biosintéticas, pero éstas presentan también problemas.
Ello se debe a que elevan el riesgo de rechazo del injerto y de infección al contener colágeno bovino y células adultas alógenas (de otro organismo).
Frente a todas esas limitaciones, el equipo dirigido por la doctora Baldeschi sembró las células madre de embriones humanos en células alimentadoras durante cuarenta días.
Ese tratamiento permitió su transformación gradual en nuevas células que reunían las características de los queratinocitos (células predominantes de la epidermis).
Una vez colocadas en una matriz artificial, las células pudieron formar una capa de piel, y a las 12 semanas de su injerto en cinco ratones, la capa de piel derivada de las células madre tenía una estructura consistente con la piel humana.
"Hemos demostrado que es posible derivar queratinocitos de células madre embriónicas...El cultivo de la epidermis humana a partir de esas células podría tener gran relevancia clínica ya que representaría un recurso ilimitado para la sustitución temporal de la piel en pacientes que han sufrido grandes quemaduras", explican los autores del informe.
Según los científicos, habrá que seguir trabajando para determinar si esta tecnología permite ampliar el plazo para cultivar suficientes células destinadas a un injerto permanente o si las células podrían utilizarse para este tipo de injertos en la imposibilidad de hacerlo con los queratinocitos del propio paciente. Londres, Inglaterra
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