jueves, 30 de abril de 2009

Estudia El Vaticano meteoritos de México

El responsable del laboratorio de la "Specola Vaticana", como se conoce al observatorio de la Sede Apostólica, explicó que el objetivo de sus estudios es medir las propiedades físicas de las rocas espaciales.

El Observatorio Astronómico del Vaticano mantiene una investigación científica sobre materiales del universo basada en meteoritos encontrados en México, reveló el sacerdote-astrónomo Guy Consolmagno.
En entrevista con Notimex, el responsable del laboratorio de la "Specola Vaticana", como se conoce al observatorio de la Sede Apostólica, explicó que el objetivo de sus estudios es medir las propiedades físicas de las rocas espaciales.
"Estos análisis nos ayudan a entender el estado físico de los asteroides, sobre todo los encontrados en el cinturón entre (los planetas) Marte y Júpiter, que es de donde creemos provienen estos meteoritos", estableció.
Los tests incluyen piedras ubicadas en localidades como Ahumada, Allende, Apoala, Arizpe, Casas Grandes, Charas, Chupaderos, Coahuila, Descubridora, Mixteca, Toluca, San Francisco del Mezquital, el Rodeo, el Rancho de la Pila, Santa Apolonia y Zacatecas.
De acuerdo a Consolmagno, sacerdote jesuita, los meteoritos son nombrados según los lugares de donde han sido recuperados, pero el verdadero interés es averiguar los sitios en el espacio de donde provienen.
Calificó como una "completa casualidad" que algunos aerolitos hayan caído en México pero agregó que, por casualidad, uno de los más examinados del mundo se estrelló cerca del pueblo de Allende (Chihuahua) en 1969.
Los relatos establecen que la madrugada del 8 de febrero de ese año, un sonido extraño estremeció la región, se trató de la caída de una "lluvia meteórica" provocada por el cuerpo rocoso del cual se recuperaron unas dos toneladas de trozos.
Observaciones sobre estos fragmentos han demostrado que contienen granos de polvo de otras estrellas y las muestras más viejas de roca alguna vez encontradas en el sistema solar terrestre, indicó Consolmagno.
"La mayoría de los meteoritos en nuestra colección nos fueron donados en 1935 por la viuda de Marquis du Mauroy, un caballero francés y científico que montó su colección a finales siglo XIX", estableció.
"Desde entonces -apuntó- hemos obtenido el regalo de otras piezas, como el famoso meteorito de Allende. Analizamos la densidad, la porosidad, las propiedades magnéticas y termales de estas rocas", dijo.
El religioso añadió que, en su trabajo, colabora con colegas de Inglaterra y Estados Unidos, ya que el campo de estudio es relativamente pequeño dentro de la astronomía y la geología.
"Por ello no hay muchos científicos en México que estudian meteoritos. Seguro que hay demasiadas otras cosas interesantes de estudiar en la geología mexicana", concluyó. Ciudad del Vaticano. Notimex (Milenio)

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