Investigadores de la Cambridge University, de Gran Bretaña, probaron el dispositivo en 17 niños con diabetes tipo 1 durante varias noches en el hospital.
Un grupo de científicos usó un sistema de "páncreas artificial" con bombas y monitores para mejorar el control del azúcar en sangre en pacientes diabéticos, en el primer estudio en demostrar que el nuevo dispositivo supera al tratamiento convencional.
Investigadores de la Cambridge University, de Gran Bretaña, probaron el dispositivo en 17 niños con diabetes tipo 1 durante varias noches en el hospital y descubrieron que mantenía sus niveles de azúcar en sangre dentro del rango "normal" el 60 por ciento del tiempo.
El nuevo sistema, en el cual los pacientes deben usar un monitor del tamaño de una caja de fósforos y una bomba de un tamaño similar con un tubo que les inyecta insulina al cuerpo, también redujo a la mitad el tiempo que el azúcar en sangre cayó a niveles preocupantes o peligrosos, dijeron.
Los fabricantes del dispositivo médico trabajaron durante años para desarrollar el llamado páncreas artificial para transferir insulina a pacientes con diabetes tipo 1, una enfermedad autoinmune en la que el cuerpo destruye su propia capacidad de fabricar la hormona.
Los cuerpos de los pacientes con diabetes tipo 1 se vuelven incapaces de destruir el azúcar y, si no son tratados, sus vasos sanguíneos y nervios empiezan a colapsar y sus órganos a fallar hasta que finalmente mueren.
"Estos dispositivos podrían transformar el tratamiento de la enfermedad, pero probablemente será un proceso gradual", dijo Roman Hovorka, líder del estudio, en una entrevista telefónica.
El especialista dijo que los resultados eran "un importante escalón" para avanzar hacia la comercialización del páncreas artificial, pero pronosticó que aún se necesitan varios años de refinamiento para que los pacientes puedan usar el dispositivo día y noche en su vida normal.
"Es parecido a lo que pasó con los teléfonos móviles. Cuando comenzamos, la tecnología no era muy buena y su funcionamiento era limitado, y llevó un número de generaciones llegar al dispositivo que tenemos ahora. Creo que pasará lo mismo con este sistema", señaló.
La Fundación de Investigación de Diabetes Juvenil dijo el mes pasado que se había juntado con la unidad Animas de la compañía estadunidense Johnson & Johnson, que fabrica bombas de insulina, y con DexCom Inc que produce dispositivos de monitoreo continuos de glucosa, para desarrollar y probar el sistema de páncreas artificial.
El estudio de Cambridge, publicado en la revista médica The Lancet el viernes, usó dispositivos y sensores de Smiths Medical, una unidad de Smiths Group Abbott Diabetes Care, una unidad de Abbott Laboratories y Medtronic.
El objetivo definitivo es crear un dispositivo que pueda controlar la sangre de los pacientes día y noche, durante y entre las comidas, y transferir insulina cuando sea necesario.
El estudio encontró que el sistema funcionaba mejor que una bomba convencional, que transmite insulina en cantidades prefijadas y mantuvo los niveles de azúcar en sangre en niveles normales el 40 por ciento del tiempo, versus el 60 por ciento del páncreas artificial.
Hovorka dijo que los resultados eran particularmente alentadores porque el estudio incluyó noches en que los niños se iban a dormir después de comer una gran cena o hacer ejercicio, dos factores que pueden afectar los niveles de azúcar en sangre.
Londres, Inglaterra
Un grupo de científicos usó un sistema de "páncreas artificial" con bombas y monitores para mejorar el control del azúcar en sangre en pacientes diabéticos, en el primer estudio en demostrar que el nuevo dispositivo supera al tratamiento convencional.
Investigadores de la Cambridge University, de Gran Bretaña, probaron el dispositivo en 17 niños con diabetes tipo 1 durante varias noches en el hospital y descubrieron que mantenía sus niveles de azúcar en sangre dentro del rango "normal" el 60 por ciento del tiempo.
El nuevo sistema, en el cual los pacientes deben usar un monitor del tamaño de una caja de fósforos y una bomba de un tamaño similar con un tubo que les inyecta insulina al cuerpo, también redujo a la mitad el tiempo que el azúcar en sangre cayó a niveles preocupantes o peligrosos, dijeron.
Los fabricantes del dispositivo médico trabajaron durante años para desarrollar el llamado páncreas artificial para transferir insulina a pacientes con diabetes tipo 1, una enfermedad autoinmune en la que el cuerpo destruye su propia capacidad de fabricar la hormona.
Los cuerpos de los pacientes con diabetes tipo 1 se vuelven incapaces de destruir el azúcar y, si no son tratados, sus vasos sanguíneos y nervios empiezan a colapsar y sus órganos a fallar hasta que finalmente mueren.
"Estos dispositivos podrían transformar el tratamiento de la enfermedad, pero probablemente será un proceso gradual", dijo Roman Hovorka, líder del estudio, en una entrevista telefónica.
El especialista dijo que los resultados eran "un importante escalón" para avanzar hacia la comercialización del páncreas artificial, pero pronosticó que aún se necesitan varios años de refinamiento para que los pacientes puedan usar el dispositivo día y noche en su vida normal.
"Es parecido a lo que pasó con los teléfonos móviles. Cuando comenzamos, la tecnología no era muy buena y su funcionamiento era limitado, y llevó un número de generaciones llegar al dispositivo que tenemos ahora. Creo que pasará lo mismo con este sistema", señaló.
La Fundación de Investigación de Diabetes Juvenil dijo el mes pasado que se había juntado con la unidad Animas de la compañía estadunidense Johnson & Johnson, que fabrica bombas de insulina, y con DexCom Inc que produce dispositivos de monitoreo continuos de glucosa, para desarrollar y probar el sistema de páncreas artificial.
El estudio de Cambridge, publicado en la revista médica The Lancet el viernes, usó dispositivos y sensores de Smiths Medical, una unidad de Smiths Group Abbott Diabetes Care, una unidad de Abbott Laboratories y Medtronic.
El objetivo definitivo es crear un dispositivo que pueda controlar la sangre de los pacientes día y noche, durante y entre las comidas, y transferir insulina cuando sea necesario.
El estudio encontró que el sistema funcionaba mejor que una bomba convencional, que transmite insulina en cantidades prefijadas y mantuvo los niveles de azúcar en sangre en niveles normales el 40 por ciento del tiempo, versus el 60 por ciento del páncreas artificial.
Hovorka dijo que los resultados eran particularmente alentadores porque el estudio incluyó noches en que los niños se iban a dormir después de comer una gran cena o hacer ejercicio, dos factores que pueden afectar los niveles de azúcar en sangre.
Londres, Inglaterra
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